La
alegría de vivir
Hace
tiempo, reinó en Mesopotamia un rey que le gustaba pasear entre sus
súbditos. Para que no lo descubrieran se vestía con ropas viejas,
un día salió a la ciudad y en una casa humilde había una fiesta,
Hassam era el propietario de esa casa y le dijo que pasara estuvieron
en la fiesta comiendo, bailando... El monarca le preguntó a Hassam
en que trabajaba y le dijo que era zapatero.
El
rey le dijo a Hassam que pasaría si prohibieran ese trabajo y el le
dijo ni que el rey tuviera otra cosa mejor que hacer. A la mañana
siguiente el rey prohibió el oficio de zapatero, esa noche volvió
el rey a la casa de Hassam. Hassam lo saludó y le dijo que parecía
un adivino porque el rey había prohibido el oficio de zapatero.
Al
día siguiente le volvío a preguntar en que trabajaba y le dijo que
ahora trabajaba de aguador. El rey le volvió a decir y si
prohibieran el trabajo de aguador en que trabajarías. Hassam le dijo
pos me buscaré otro trabajo. A la mañana siguiente el rey prohibió
el trabajo de aguador, volvió a la casa de Hassam y le volvió a
decir que era un adivino porque había vuelto a acertar lo de que había prohibido ese trabajo también.
Al día siguiente los guardas cogieron a Hassam y lo llevaron al castillo y le dieron una armadura y una espada de acero.
Al día siguiente los guardas cogieron a Hassam y lo llevaron al castillo y le dieron una armadura y una espada de acero.
Hassam
vendió el acero de la espada para hacer otra fiesta esa noche, al
día siguiente le mandaron ejecutar a un hombre, y le dijo Hassam a Alá su dios que si esta sentencia es injusta convierte mi espada en
madera. Hassam sacó la espada era de madera perdonaron la vida al
hombre y el rey le dijo a Hassam que sería su consejero de honor ¡
Y nunca cambió de oficio!
Fin
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